Cómo poner precio a tu trabajo. Parte 2

Recursos, herramientas y estrategias.

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En la primera parte de esta pequeña serie de posts, hablé sobre mi experiencia, mis miedos y mis sensaciones en relación al complicado tema de poner precios. Pero también me apetecía compartir estrategias y herramientas que a mí me han servido para hacer esta tarea más fácil.

  • Cuando empiezas por tu cuenta y no sabes por dónde empezar a poner precios, puede ser de utilidad saber los precios de tu competencia o de personas que hacen un trabajo parecido al tuyo. Siempre puede servir para hacerte una idea de los precios que hay en el mercado. Hay diseñadore/as que tienen sus tarifas públicas en su web o, si tienes amigo/as del sector, siempre les puedes preguntar. De todas formas, es algo que va bien saber pero con lo que no hay que obsesionarse. Cada persona es un mundo y tiene un criterio distinto para poner tarifas así que, puede orientarte saber el precio de los demás pero no es un indicador del precio exacto que tienes que poner tú.

  • Además de conocer los precios de la competencia, una cosa importante para poder definir tus precios es conocer bien tus gastos y saber cuánto tienes que facturar para cubrirlos. Si eres diseñadora gráfica seguramente tus gastos fijos (cuota de autónomos, alquiler de un espacio de trabajo si tienes, licencias de programas como Creative Cloud…) no serán muy elevados pero tienes que conocerlos y tenerlos en cuenta siempre, además de los gastos variables (material de oficina, fotografías de stock o tipografías que puedas comprar puntualmente, inversiones que vayas haciendo en tu negocio como sesiones de fotos…). Y, dentro de estos gastos tienes que incluir, por supuesto, tu sueldo. 

    Cuando pasé de asalariada a autónoma, tuve que hacer un cambio de mentalidad muy importante en cuánto a mi sueldo y a mis finanzas. Cuando trabajas por tu cuenta y, sobretodo si trabajas por proyectos y no para clientes fijos con los que tengas un fee mensual, no facturarás lo mismo todos los meses. 

    Aunque lo que siempre se aconseja es que te pongas un sueldo fijo cada mes, no es lo mismo que cuando trabajas en una empresa. Porque habrá meses que factures mucho y otros que factures poco o nada, pero tú tendrás que seguir pasándote ese sueldo cada mes. Por eso tienes que tener en cuenta que, lo que factures en los mejores meses del año, tiene que cubrirte los peores. Sino, te encontrarás pasándolo muy mal en los meses de menos trabajo (y, por tanto, menos ingresos). Tener la previsión de cuánto quieres facturar anualmente puede ayudarte mucho en esta tarea, porque aunque no cobres lo mismo todos los meses, te ayudará a hacerte la idea global.

    Con el tiempo podrás ir detectando la estacionalidad en tu negocio y sabrás qué meses del año facturarás más y cuáles menos. Será orientativo porque habrá años en qué por determinadas situaciones esto cambie, pero sí te servirá de orientación en general.

  • A la hora de poner precios, una forma de hacerlo es establecer un precio por tu hora de trabajo. Ojo, con eso no me refiero a darle al cliente un precio/hora sino a saber tú cuál es tu precio/hora. Yo no soy partidaria de trabajar por horas con los clientes, prefiero trabajar por proyectos. Creo que así como en otros sectores (por ejemplo, programación) puede funcionar el precio/hora, en diseño a mí no me funciona. Pero sí que creo que es importante conocer tú el precio mínimo al que quieres cobrar la hora. De esa forma puedes calcular cuántas horas te llevará hacer un proyecto y sacar un precio aproximado. Para calcular ese precio/hora puede ser útil la herramienta de Laura López, que seguramente ya conocéis, Calculadora freelance. Esta herramienta está muy bien porque tiene en cuenta parámetros que muchas veces (sobretodo al principio) no valoramos como: cuánto quieres cobrar anualmente, cuántos días de vacaciones al año quieres tener o qué porcentaje de tu tiempo dedicas a tareas de gestión como reuniones o hacer presupuestos.

    Hay que tener en cuenta que cuando medimos un proyecto por horas o por jornadas es muy probable que subestimemos las horas que nos va a llevar. Normalmente pensamos que serán menos horas de las que realmente son. Por eso, puede ser útil cronometrar el tiempo que dedicas a una tarea para saber de verdad el tiempo real de esa tarea en concreto. De ésta forma sabrás si presupuestaste bien ese proyecto, si te quedaste corta o te pasaste de largo. Y así te será más fácil definir el precio para los próximos proyectos del mismo estilo.

    Para calcular las horas que te lleva desarrollar un proyecto o hacer una determinada tarea, puedes utilizar alguna herramienta como Toggl. En Toggl tienes un temporizador que pones en marcha al empezar una tarea y lo apagas al acabarla. De esta forma calculas cuánto te he llevado una tarea y, si ésa tarea pertenece a un proyecto más grande, también puedes saber el total de horas del proyecto. 

    También tienes que pensar que en esas horas que tú cobras no tienes que incluir sólo el tiempo que dedicas puramente a diseñar, sino también el tiempo que dedicas a: conceptualizar y definir cómo será el proyecto, a los emails y las reuniones con el cliente, a los posibles cambios que puedan surgir… Para presupuestar, tienes que tener en cuenta todo el tiempo que dedicarás a ese proyecto o a ese cliente.

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  • Otra cosa que te puede ayudar, es tener unos precios establecidos por tipo de proyecto. Al principio, yo no tenía unas tarifas establecidas sino que hacía un presupuesto desde cero para cada cliente porque pensaba que cada cliente es distinto y tiene unas necesidades distintas. Y eso es verdad, pero hacer presupuestos de cero cada vez es agotador y poco práctico. Es por eso que ahora sí que tengo unas tarifas orientativas por cada tipo de proyecto y las adapto según el caso concreto del cliente y las necesidades que éste tenga.

  • Como decía, yo no soy partidaria de trabajar por horas dando un precio/hora a los clientes, sino de poner un precio por proyecto entero. Aunque saber las horas que te lleva tu trabajo es útil, el valor de tu trabajo no se mide sólo en las horas que le dedicas.

 

It took me a few seconds to draw it, but it took me 34 years to learn how to draw it in a few seconds.

Paula Scher

 

Como me dijo una vez un jefe que tuve y como dice muy sabiamente esta frase de Paula Scher, el valor de tu trabajo no se mide sólo en el tiempo que inviertes ahora mismo en esa tarea en concreto. Se mide en la formación que has tenido y sigues teniendo, en los años de experiencia trabajando y en tu capacidad de hacer esa tarea mejor y más rápido que antes, por todo lo que has ido aprendiendo y mejorando con el tiempo. Por eso, una tarea que a ti te lleva una hora hacer, no tiene que tener un precio de X€/hora. El hecho de que tú seas capaz de hacerlo en una hora es un derivado de todos tus años de formación y trabajo y tienes que tenerlo en cuenta a la hora de definir el precio.

  • Otra forma de poner precios y que creo que es importante tener en cuenta, es presupuestar en base al valor que aporta tu trabajo al cliente o lo que ahora llaman Valued Based Pricing. Tú a un cliente le cobrarás X por el servicio que le estás ofreciendo pero, ¿qué valor y qué beneficio reportará a su empresa? Seguramente será mucho más elevado de lo que está pagando por él y eso tienes que tenerlo en cuenta a la hora de definir tus precios y de hablar con tus clientes sobre el valor de tu trabajo. Éste es un tema del que ahora se habla mucho entre diseñadore/as y del que podéis encontrar más información (sobretodo en inglés) buscando en google Valued Based Pricing.

  • Y, por último, una cosa que puede definir un presupuesto es el tiempo que te den para hacer ese proyecto. Yo he trabajado en agencias de publicidad y la forma de funcionar (al menos en las agencias dónde yo he estado) consiste en que todo es para ya, en que si tienes que quedarte más horas te quedas y si tienes que hacer algo en fin de semana, lo haces. Al empezar a trabajar por cuenta propia entendí que no siempre tiene que ser así, que yo puedo definir los tiempos con los que me siento cómoda trabajando y que no tengo que hacerlo todo de prisa y corriendo. Entonces, en los proyectos en los que trabajo, intento siempre tener el tiempo suficiente para hacer las cosas bien.

    Aún así, hay ocasiones en las que un cliente puede pedirte algo de forma urgente y puedes decidir hacerlo. Porque en ese momento tienes un volumen de trabajo tranquilo, que te permite añadir ese proyecto extra al calendario. Pero, ojo, el incluir un proyecto de forma urgente en tu flujo de trabajo y posponer el resto de proyectos para dar prioridad a ése, tiene que tener un precio. Tienes que hacer saber a tu cliente que sí, que lo harás, pero que eso tiene un coste extra. Por urgencia y porque puede darse el caso que, para llegar al timming que te piden, tengas que trabajar en fin de semana. Puedes decidir hacerlo pero tienes que reflejarlo en el precio del servicio. Si tú eres la persona capaz de hacer eso bien hecho en tan poco tiempo y sin preaviso, no puedes hacerlo a precio normal. Parece algo muy sencillo pero a mí me ha llevado mucho tiempo entenderlo y aplicarlo: tu tiempo es muy valioso y tu organización preestablecida (los proyectos que ya tienes planificados) también, si decides hacer excepciones, hazlas teniendo siempre en cuenta ese valor.


¡Espero que estos dos posts os hayan resultado interesantes y os hayan sido de utilidad! Si no habéis leído la primera parte de esta serie de posts, podéis encontrarla aquí.

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